El día 6 de febrero contamos en nuestro máster con la presencia del profesor Leonardo Morlino, reconocido politólogo italiano, y su lección magistral titulada “Las decisiones de las élites políticas en coyunturas críticas. El caso comparado del sur de Europa”. La exposición comenzó situándonos en 2011 con las primeras medidas que los Estados de la UE encararon la crisis económica y del Euro. La primera fue el llamado Six Pack, que consistió en una serie de regulaciones destinadas a controlar los déficits públicos y los desequilibrios macroeconómicos mediante el refuerzo de la vigilancia económica y fiscal en UE. Un año después se firmó el Tratado de Estabilidad, Coordinación y Gobernanza en la Unión Económica y Monetaria (TSCG), más conocido como Pacto Fiscal Europeo, cuya idea principal era la de limitar legalmente el endeudamiento público de los Estados miembros. Por último, en 2013 se aprobó el llamado Two Pack, que vino a reforzar la coordinación y la transparencia en las políticas presupuestarias e introdujo mecanismos de vigilancia más estrictos para los miembros de la zona Euro, especialmente aquellos en peor situación económica y financiera.
Ante esto, el profesor Morlino se preguntaba por qué la élite política de los Estados del sur de Europa aceptó estas disposiciones cuando algunas de las consecuencias no eran difíciles de prever. Opina que la “teoría de la perspectiva” es el marco en el que se debe de analizar esta toma de decisiones. Así, los líderes europeos se encontraban en un momento de incertidumbre donde tanto ganancias como pérdidas eran difusas, pero la incertidumbre provoca que se ponga el foco de atención más sobre las pérdidas, ya sean reales o temidas. En estos casos, en lugar de cambios arriesgados los líderes suelen preferir conservar el status quo, que en este caso pasaba por converger con el resto de la UE en un tema tan delicado y que involucra a millones de ciudadanos. En definitiva, es la interpretación de esta situación de incertidumbre por parte del líder la que condicionará todo el proceso de toma de decisiones.
El profesor hizo hincapié en las características de las decisiones que se toman: se trata de decisiones intergubernamentales, tomadas a la vez por distintos gobiernos nacionales, y salidas directamente de las altas autoridades de la Unión. Además, remarcó la idea de que los líderes a menudo sufren de cortoplacismo (debido al hecho de ser un cargo electo, que se somete cada 4 años al juicio de los electores) y toman las decisiones pensando en el futuro más próximo.
Leonardo Morlino escogió tres momentos diferentes de la crisis de deuda para comparar las decisiones tomadas por los países sudeuropeos: el primer rescate griego, creación del Mecanismo Europeo de Estabilidad (ESM) y la constitucionalización del techo de gasto. Tras el primer rescate griego, los Estados percibieron una situación de riesgo de contagio por lo que se aceptó la inyección de dinero (como hemos dicho, en casos de incertidumbre prima la aversión por las pérdidas), además de verse en una situación carente de alternativas políticas, pero el hecho de que los países afectados fueran del sur de Europa favoreció la convergencia de toma de decisiones (gobiernos socialdemócratas tanto en España como en Grecia, tradicional amistad greco-chipriota, etc.). La creación del ESM fue bien recibida por todos los países ya que garantizaba, a corto plazo, la liquidez y estabilidad del mercado. Fue en el proceso de constitucionalización del techo de gasto donde más disparidad hubo entre los Estados del sur de Europa; mientras que Italia y España, los más importantes en población y peso económico, se apresuraron a agilizar los trámites para poder incluir en sus cartas magnas un límite al déficit, otros países como Grecia, Portugal o Malta optaron por incluirlo en la legislación vía ley ordinaria, bien para evitar conflictos internos en los parlamentos bien porque su constitución impide este tipo de mecanismos.
El profesor Morlino concluyó que la clave de todo está en entender que tras una aparente falta de respuesta y aceptación de las directrices sin réplica, se esconde una compleja combinación de temor y aversión a las pérdidas, la esperanza de algunas ganancias a corto plazo y las resistencias internas al proceso que la teoría de la perspectiva nos ayuda a visualizar con claridad.
Jose Luis Gómez Cubells, alumno del Máster Universitario en Sociedad, Administración y Política.